Wine with the “L”

Muy buenos días, tardes o cualquiera sea el momento en que decidiste leer nuestro post!

En el post de hoy vamos a tratar términos enológicos, que como novatos pueden resultarnos un tanto difíciles de entender.

Reconociéndome primeramente como novata en este grandioso mundo enológico, vamos a ver si soy capaz de entender un poquito más sobre toda esta terminología específica

¿Volumen? ¿Estructura? ¿Redondo en boca? ¿Color cardenalicio? No nos vamos a engañar, cuando llegué aquí me asuste, quiero decir…¿qué es todo esto?

Pues bien, tras mucho preguntar y algo de investigación, os cuento un poco, con terminología novata, lo que he entendido al respecto sobre este lenguaje bonito y poético.

En primer lugar suele ser muy típico que cuando queremos ser aconsejados para tomar vino, la primera pregunta es si lo queremos más suave, más afrutado o un vino fuerte con volumen. Normalmente, hablo por mi claro, suelo contestar con cara de entendida de que sé lo que me gusta y digo algo parecido a: “me gustan los más suaves, frescos o afrutados”. Todo esto, porque no sabía qué significa que sea fuerte o con volumen, ¿Qué es como tomarse un chupito de vodka? ¿Con volumen significa que me va a llenar tanto que ni siquiera me va a entrar la cena? Normalmente se dice que vamos a lo “conocido” por miedo a que la “novedad” no nos salga a cuenta.

Pero…¿y un vino suave? ¿Qué características estoy queriendo encontrar en dicho vino? 

Pues bien, he venido a resolver todas estas dudas que yo personalmente he tenido multitud de veces y que supongo no seré la única.

En primer lugar voy a tratar de definir que es el dichoso “volumen” de un vino, y cómo puedo saber si tiene mucho, poco, o si es “plano” (otra definición que trataremos).

El volumen de un vino, sí, se refiere a la sensación en boca del vino, llena la boca o no, es decir ¿nos queda el recuerdo de dicho vino? Técnicamente podemos definir el volumen como la sensación de impacto de este en el momento inmediato de beberlo. Esto es, la expansividad que tiene un vino. Para los de la “L” es esa sensación de sentir el vino por toda la boca, que se nos queda el regusto y básicamente que sabe mucho, nuestras papilas gustativas están a flor de piel con dicho vino y lo sentimos por toda la boca, como si el vino pesase mucho.

En cuanto al adjetivo “plano” en un vino, se refiere a que nos recuerda al agua. Esto es, sin sabor, sin recuerdo en boca. Dicho adjetivo casi siempre es en un sentido negativo para el vino.

Otro de los términos que a menudo podemos escuchar en el mundo vinícola es el de “estructura”. Pues bien, la estructura de un vino viene de los taninos y de su integración con el vino. ¿Cómo te quedas? Pues bien, si te sientes como yo, asintiendo con la cabeza sobre lo desconocido, te cuento. La estructura del vino se refiere al soporte del vino, para entenderlo, si el vino no tiene estructura podemos asemejarlo a un globo, hueco, que se deshincha y entonces quedaría en nada. Lo mismo con el vino, que se traduce en que su paso por boca sería nulo, no apreciaríamos nada de las características del vino.

Por último me gustaría definir el termino de “Vino con Cuerpo” ¿Qué qué? Pues bien, señores y señoras, que un vino tenga cuerpo es la conjunción de las dos definiciones anteriores. Esto es, diremos que un vino tiene cuerpo cuando cumpla con que tiene VOLUMEN + ESTRUCTURA.

Y hasta aquí el post de hoy, espero que os haya aclarado algunas de las innumerables dudas que como novatos nos pueden surgir a la hora de elegir o valorar un vino (salvando el “me gusta” o no).

Cualquier sugerencia para añadir será bienvenida!

Qué tengáis un buenísimo día!

Ah!  #nosinmiMontePinadillo  #brindisconMontePinadillo

Pruébalo!

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